
Maite (Lola Baldrich) y Txori (Álex Gadea) en la adaptación de ‘Los Justos’, de Camus. VECTOR FLEMING.
Los bilbaínos Javier Hernández-Simón y José A. Pérez -611 Teatro- toman prestado ‘Los Justos’ de Albert Camus para trasladar los conflictos internos de ETA a los escenarios. Del texto original del premio nobel francés, centrado en la revolución rusa de 1905, a la España postfranquista de finales de los 70.
Pese a que la historia de la banda terrorista ha inspirado los guiones de más de medio centenar de producciones cinematográficas -casi a la par de la Guerra Civil española-, su recurrencia no ha sido equiparable en teatro. Y así lo ha considerado el director de este montaje a la hora de embarcarse en la siempre difícil tarea de abordar el tema de ETA, cuyo protagonismo en las últimas seis décadas de la historia de España y más de 800 víctimas mortales mantienen, junto al propio conflicto civil y la dictadura franquista, muchas heridas abiertas y muchos silencios.
En un registro dramático que domina, Lola Baldrich (Maite) conduce al resto del elenco hacia la contradicción de la consigna revolucionaria frente a los sentimientos: la compasión, la empatía, el amor… Es ahí donde emerge el idealismo enérgico del personaje interpretado por Álex Gadea (Txori), un ‘gudari’ convencido, o al menos así lo cree él, hasta que llega el momento de la verdad, esa primera línea donde se pasa a ser el asesino directo, el ejecutor de un atentado terrorista. Sus debilidades chocan con la radicalidad de José Luis Patiño (Josu) y son entendidas, en parte, por Rafael Ortiz (José) y Pablo Rivero Madriñán (Xabier), el resto de integrantes del comando encargado de matar a un alto cargo del Gobierno. La templanza, en esta ocasión, corre a cargo de las fuerzas del orden. Ramón Ibarra (el teniente), consciente de las debilidades morales del etarra, recurre al chantaje emocional para tratar de arrancar el arrepentimiento y la confesión.
Para el apartado de la escenografía, un acertado ‘menos es más’. Un cuadrilátero de arena, un lavadero a modo de purgatorio que parece servir para lavar los pecados y unas cuerdas en constante tensión, al compás de la intensidad de los diálogos, bastan para añadir al texto un carácter de thriller capaz de mantener el pulso con el espectador.
‘Los Justos’ del siglo XXI perpetúa el legado de Camus: la condena firme al terrorismo, a la violencia como pretexto para defender cualquier idea, por muy justa que se crea, pero desde el acercamiento al conflicto interno del que mata. Y es precisamente esa contradicción, la que surge entre el revolucionario, alimentado algún día de justas razones, y el asesino a secas, ya desprovisto de ideario alguno, el mejor aliciente para visitar este octubre las Naves del Español de Matadero Madrid. Puede que hacerse preguntas frente a lo incómodo, a lo que ha causado y sigue causando sufrimiento, sea, además de uno de los objetivos del arte, uno de los caminos para ir cerrando heridas.
¿Cuándo?: del 1 al 26 de octubre 2014
¿Dónde?: Naves del Español (sala 1), Matadero Madrid