Más de 6.000 personas de origen chino residen en el distrito madrileño de Usera. La Junta Municipal coordina por segunda vez la celebración del Año Nuevo Chino mediante una serie de actividades con las que, más allá de fortalecer las relaciones vecinales, se ha comenzado a tender puentes interculturales sobre las aceras.
“Hace casi 20 años que llegué a España. Usera es como mi segunda casa y 2016 ha sido la mejor celebración del Año Nuevo que recuerdo”, explica ‘Karina’. Ella es vicepresidenta del Centro de Mayores Chinos en España, un local ubicado en la calle Olvido del que nos abre las puertas amablemente para mostrarnos cómo preparan la fiesta más significativa de su calendario.
Nos sirve un vaso de agua caliente –costumbre china más habitual, si cabe, en días gélidos- y pasa a enumerarnos algunas de las actividades comunes de este espacio reservado al ocio de los más de 150 mayores que figuran como socios. “Karaoke, danzas tradicionales, ping-pong, ajedrez, taichi, mahjong –juego de mesa chino similar al dominó-…hacemos muchas cosas”, sostiene orgullosa.
A sus 63 años, esta exatleta cuyo verdadero nombre es Zhang Yan, nos cuenta que todas las mañanas, después de dejar a sus nietos en un colegio de Malasaña echa una carrera alrededor de la plaza del Dos de Mayo, un ritual que, aun lejos de alcanzar los 3.000 metros en los que estaba especializada en sus años mozos, le ayuda a sentirse en forma.
Ya lo decía Confucio –sí, ese pensador chino al que una aspirante a Miss Panamá rebautizó como inventor de la confusión- que “no importa lo lento que vayas mientras no te detengas”. Y es que en este intento de acercamiento a la comunidad china y las celebraciones de su Año del Gallo, desde la cima de nuestra cuesta de enero occidental nos preguntamos si en este contexto el papel de la mujer china asemeja, como en otras culturas, como en nuestra cultura, al de una directora de orquesta.
Wen o bueno, ‘Juani’ –otro ejemplo de apodo castizo que aceptan con humor muchos chinos que viven en Madrid- tiene 50 años y dirige la Asociación de Padres Adoptantes de Niños Chinos, también localizada en Usera. Junto a ‘Karina’ ha participado de forma muy activa en las reuniones que desde 2015 impulsó el Ayuntamiento de Madrid. ‘Juani’ nos explica que su asociación, dedicada a enseñar a los niños de origen chino sus raíces culturales (tanto a aquellos venidos a España de pequeños como a los nacidos aquí), estará en el desfile junto a pequeños de otras asociaciones latinoamericanas del barrio que ya invitaron a participar el año pasado.
Al igual que los gestores municipales, ambas opinan que pese a las dificultades de tipo lingüístico y generacional que al inicio ralentizaron el contenido y forma del programa festivo, el proyecto ha marcado un antes y un después. “La comunidad china está bastante organizada y nuestras asociaciones ya tenían contacto, pero la iniciativa de la Junta Municipal lo ha hecho más fuerte y nos ha acercado a otras asociaciones de vecinos locales, colegios, centros de mayores…”, señala ‘Juani’.
A medida que avanza nuestra charla apreciamos que el rol tradicional de la mujer en fechas importantes como el Año Nuevo incluye asumir el peso de las tareas domésticas: la preparación de un menú en el que no han de faltar empanadillas de carne, pasteles de arroz y raviolis rellenos de cacahuete; de cocinar para todos; de reunir a toda la familia; de arreglarse para la ocasión… Basta hacer retroceder nuestro calendario un mes para hacerse una idea, ¿no?
Mujer joven y ruptura con el comercio tradicional
Tras la alta implicación festiva de ‘Karina’ y ‘Juani’, en la calle Dolores Barranco -arteria principal de los negocios chinos de Usera- nos esperan otras voces femeninas, mujeres de otra generación como las hermanas Xiaoling (27) y Xiaojing (35). Ellas comparten solo parcialmente la efusividad del Fin de Año ya que en su caso, como explica Xiaoling, supone más trabajo. “Abrimos todos los días”, explica, porque a pesar de que la tradición es cenar en casa “siempre hay gente que come fuera”, añade. Su pequeño restaurante familiar HE (como su apellido) está especializado en tallarines y es una de las recientes incorporaciones gastronómicas que están revolucionando el concepto decorativo de la zona.
Al cruzar la calle nos encontramos con uno de los establecimientos especializados en vídeo y fotografía de boda que hay en Usera. Este tipo de negocio, atendido también por dos chicas de la quinta de las hermanas He, no ve alterada su actividad por las celebraciones del Año del Gallo, ya que, como nos explican y comprobamos con una pareja que espera a ser atendida, aunque hay épocas más fuertes se celebran bodas durante todo el año.
Las tiendas de ropa femenina son otros de los negocios que están sufriendo una notable transformación. A día de hoy, al menos en las calles de este barrio madrileño, comienza a ser habitual un nuevo estilo de local, con aire de boutique sin demasiadas pretensiones pero con un género que sigue las tendencias de la moda en China. Dependientas y clientas jóvenes, que tienen en sus manos revistas de moda chinas, que ven talent-shows de la televisión china, que siguen de cerca las tendencias musicales de su país de origen y a las que les resulta fácil imitar el peinado de su artista de referencia en uno de los modernos salones de belleza que también tienen a su alcance en estas mismas calles de Madrid.
Como aún es pronto para visitar un local de billares donde muchos jóvenes pasan la tarde-noche, finalizamos el recorrido en otro negocio que nos llama la atención. Se trata de un bar-cafetería, otro ejemplo ‘cool’ del Chinatown, en el que Elisa (26 años), amiga de la camarera, nos cuenta que ésta alterna los estudios universitarios con la atención del negocio de su madre. Aún no tienen decidido su plan de celebración del Año Nuevo. Después de cenar con sus respectivas familias, a los jóvenes chinos, como a los españoles, también les gusta salir a celebrar con sus amigos. Elisa recuerda que hace algunos años fueron a la feria que se organizaba en el Madrid Arena, con actuaciones en directo, macrodiscoteca… Este año aún no lo tienen claro, “acabaremos en algún karaoke, a nosotros nos gusta mucho”, concluye con una sonrisa.